Elena M. en Canadá - Capítulo 4
Cuando llegamos a Halifax nuestras familias ya estaban ahí esperándonos, muchas de ellas con carteles y globos para darnos una bonita bienvenida. Yo encontré a Karen y Anna a la primera, porque me esperaban junto a la puerta con un cartel con mi nombre. Después de saludarnos y hacernos unas fotos por fin nos fuimos a casa, un viaje de 20 minutos que se me hizo eterno de lo nerviosa que estaba. ¿Cómo sería mi nueva casa? ¿Mi habitación sería bonita? ¿Qué pasa si no me gustaba? Además de nerviosa estaba un poco cortada porque las acababa de conocer y, además, no me enteraba muy bien de lo que me decían. En el viaje en coche me pusieron una canción española para que me sintiera más a gusto, pero lo gracioso es que yo ni la conocía.
Yo tenía muchas ganas de llegar ya a casa, pero antes tuvimos que hacer una parada en el supermercado. Al día siguiente empezábamos las clases y Karen dijo que necesitábamos algunas cosas. Por fin llegamos a casa, pero yo ya estaba aún más nerviosa que antes (nunca he estado tan nerviosa en mi vida). Después de enseñarme la casa y mi habitación (flipé con la enorme cama que iba a tener para mí sola) yo le di a Karen algunos regalos que había traído para ella. OTRO CONSEJO: llevadle un detallito a vuestra familia de acogida, así podréis romper el hielo.
Entre los nervios de todo el día y que casi no había dormido nada desde que salimos rumbo a Madrid yo sólo quería irme a la cama. Así que, en cuanto pude me fui a dormir, porque además al día siguiente teníamos clase. Cuando me tumbé en la cama pensé que lo peor ya había pasado y, de repente, se me fueron todos los nervios. Creo que no aguanté más de 5 minutos con los ojos abiertos antes de dormirme.
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