Hello, hello!
Ya ha pasado la primera semana en Canterbury y estamos muy emocionados por todo lo que hemos vivido. Aunque aún estábamos un poco cansados del viaje a Londres bajamos pronto a desayunar y a coger nuestros pack lunches para el día de hoy. Una vez listos nos montamos en el autobús con destino a Dover y su castillo.
El viaje es más cortito que el de Londres, así que cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos allí. Nada más llegar fuimos a explorar los túneles de la Segunda Guerra Mundial. Dover es famosa, además de por los acantilados, por ser la zona de Inglaterra más cercana a Francia. De hecho el túnel subacuático que une ambos países está en Dover.
En los túneles pudimos experimentar la historia de un soldado de aviación herido en el Canal de la Mancha y que ha sido llevado a un hospital de guerra subterráneo. Según íbamos avanzando y viendo las salas del búnker íbamos escuchando la historia de cómo salvaron la vida de este soldado. Sustos incluidos, por supuesto.
En otro búnker pudimos aprender qué fue la Operación Dinamo, nombre con el que se conoce a toda la evacuación que se hizo de las tropas británicas acorraladas en Dunkerque, en Francia, por las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. En esta operación, gente inglesa que tenía barcos cruzó el canal al rescate de esos soldados atrapados en el país vecino.
Una vez terminados los búnkeres y de comer, llegó el momento de explorar el castillo de Dover y viajar al siglo XV. Aunque este complejo ya se construyó en época romana, ha tenido varias funciones a lo largo de su historia, desde fortaleza, almacén hasta faro. Una vez dentro pudimos ver cómo era durante la época medieval y comprobar cómo vivía la gente de esos tiempos. Una de las paredes del castillo estaba cerrada porque estaban rodados una película de época, así que podéis haceros una idea de lo bien recreado que está. Por suerte era la destilería y almacén, que son unas partes que nos interesan menos.
Cuando terminamos de explorar el castillo nos tocó volver a poner rumbo a Canterbury. Una vez en la residencia aprovechamos el tiempo libre para ordenar las habitaciones, que después de estos dos días se nos descontroló un poco. Y también así controlar cómo vamos de equipaje para la vuelta.
Después de cenar nos dirigimos a las zonas verdes de la residencia para disfrutar de una noche de juegos deportivos. Aunque algunas a son un poco clásicas, pero como nos dividimos en cuatro equipos y somos un poco competitivos lo disfrutamos igual. La primera fue los relevos con agua: cada equipo tuvo que llevar agua de un caldero a otro usando solo una esponja que nos pasábamos entre nosotros. La segunda prueba fue la típica carrera de sacos, en la que hubo alguna que otra caída con sus correspondientes risas. La tercera prueba fue una carrera de relevos más tradicional y para terminar el tiro de cuerda, o cómo se llama en Inglaterra: tug of war. Al terminar con estas cuatro todavía tuvimos un poco más de tiempo para jugar al fútbol o a baloncesto con los estudiantes japoneses.
Para terminar os volvimos a llamar y contaros de primera mano lo bien que lo pasamos y todo lo que gastamos en Londres.
Las clases ya vuelven, y aunque no nos hace mucha ilusión seguro que lo seguimos pasando bien y aprendiendo un montón, pero eso ya os lo contaremos mañana.
Bye, bye!
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