El primer día al completo que hemos pasado en la capital de la isla Esmeralda no ha sido menos movidito que el anterior. Ha sido una jornada llena de de emociones, pero sobre todo, de novedades. Hemos comenzado a descubrir una de las capitales más verdes de Europa… ¡y además en compañía de un lugareño como guía! Y para gusto de algunos y desdicha de otros (los que menos), hemos comenzado las clases.
Si ayer llegábamos por primera vez a una ciudad extranjera, hoy hemos visitado algunas de las principales atracciones turísticas y puntos de interés de Dublín, siendo la ciudad la que se nos ha «acercado» para darnos la bienvenida ya desde primera hora. Gracias al personal de la escuela que nos ha acompañado… y a la fauna salvaje del lugar, hemos comenzado a descubrir la capital de Irlanda juntos. Parques, edificios, la universidad, el Parlamento e incluso gaviotas y puertas de colores, todos ellos han sido retratados en el día de hoy.
Tras una mañana movidita y aunque las clases aún no han comenzado en el CEIPSO Velázquez, el comienzo de nuestro temido septiembre nos ha pillado lejos de casa. El deber nos llama y hemos acudido a unas clases de inglés donde se nos ha exigido sacar el máximo partido a aquello que ya sabíamos por un lado, y también que aprendamos tantas cosas nuevas por otro. Aunque a algunos nos ha pillado desprevenidos saber que habrá una pequeña exposición en clase al final de nuestra estancia, la originalidad del proyecto nos ha entusiasmado y sorprendido a partes iguales. «¿Grabar un programa de radio en inglés?¿Cómo? ¿Nosotros?». ¡Así es! Pero hay algo que juega a nuestro favor, y es que ser mentalmente ágil en inglés es tan importante como saber lo que se va a decir. Este nuevo reto no ha hecho más que acrecentar las ganas de hacerlo bien y sacarle el máximo partido a la experiencia. Alcanzar un buen nivel de inglés no es más que cuestión de práctica… ¡Y esto no ha hecho más que empezar!
Tras una buena cena y un merecido descanso, ya estamos listos para el día de mañana, una jornada de actividad hasta el final del día, que nos pillará moviendo el esqueleto al ritmo de la música tradicional irlandesa. ¡Estamos más que listos!
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