Último día, cargado de emociones y nervios.
Después de un desayuno típico irlandés, con más tiempo para dormir y después de haber descansado tras un nefasto y lluvioso día, nos preparamos para un largo viaje.
Las familias nos acompañaron y se despidieron de nosotros hasta que a las 09.30 de la mañana nuestro autobusero, Colm, nos llevó desde Firhouse (la zona residencial donde hemos estado estos días) hasta el aeropuerto.
Después de pasar todas las pruebas, billetes, facturaciones, caminatas por el aeropuerto y ganas de llegar pudimos volar hasta Madrid.
Allí nos sorprendió la gran cantidad de viajeros que había, en comparación al Aeropuerto de Dublín. Pudimos coincidir con un vuelo de Ryanair que venía de Marruecos y nos sentimos durante unos minutos como verdaderas celebridades, ya que al salir de los controles de seguridad había aproximadamente unas cien personas cantando en árabe, con té y pastas típicas de Marruecos (que como no eran para nosotros, no pudimos probar) y móviles en mano.
Después de esta experiencia todavía nos quedaba un largo viaje en autobús hasta León, pero el siguiente capítulo de la historia ya os la tienen que contar los protagonistas de primera mano, porque el que escribe, Víctor, aunque asturiano de adopción, vivo en Madrid y me tuve que separar del grupo antes de su destino final.
En ocasiones hay grupos de personas que hacen que mi trabajo no lo parezca tanto. Este es el caso, el IES Juan del Enzina deja un gran recuerdo en mí y en la ciudad de Dublin, que será un lugar lleno de rincones que me traigan buenas memorias de todos los estudiantes que me acompañaron a callejear, disfrutar, reir, cansarnos y aprender todos juntos.
Muchas gracias por todo, estudiantes aesthetic.
Un abrazo, Víctor.
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