Y por fin, la lluvia… aunque como se suele decir: nunca llueve a gusto de todos. Irlanda se cobró su particular venganza y nos regó nuestro penúltimo día con toda la lluvia que había estado acumulando estos días atrás.
El día comenzaba amenazante en Dublín y tuvimos que refugiarnos en una cafetería en Central Plaza. Allí es donde conocimos a David, nuestro guía, que nos llevó callejeando hasta la estación de tren para coger un DART con destino en la costa noreste de Irlanda.
Después de disfrutar de unas vistas diferentes de la ciudad, esta vez en tren, llegamos a Howth con la esperanza de ver focas y acantilados y poder disfrutar de un tradicional fish and chips… aunque hubo algún contratiempo.
Justo después de subir hasta los acantilados y disfrutar de las vistas cayó un chaparrón como nunca antes lo habíamos tenido esta semana. Tuvimos que compartir los pocos paraguas que teníamos y buscamos refugio en algún bar restaurante del puerto. Después de esa visita exprés de los acantilados, no pudimos ir en busca de focas, pero algunos tuvieron la oportunidad de probar el fish and chips tal y como habíamos planeado desde un principio.
Nuestros planes cambiaron y tuvimos que volver a Dublin antes de lo esperado…
Mañana será otro día intenso. Nos leemos 😉
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