Las excursiones de este fin de semana nos han llevado fuera de Dublín a visitar dos de los lugares más representativos de la zona este de la isla. Y los pueblos que hemos visitado no podían ser más diferentes el uno del otro, así que hemos visto distintas facetas de Irlanda.
El sábado pasamos el día en Kilkenny, un precioso pueblecito medieval que nos sorprendió con sus edificios todos ellos de mármol negro. La catedral, la Milla Medieval, el Castillo… Esas callejuelas tan típicas de hace unos siglos atrás. ¡Qué distinto es el encanto de un pueblecito como Kilkenny (bueno, ciudad, que tiene catedral) de aquello que nos ofrece Dublín! Qué distintas son sus calles estrechas hoy llenas de música de las avenidas de la capital irlandesa, donde destacan los edificios altos y robustos de color claro y los grandes puentes que atraviesan el río Liffey. Por algo es uno de los destinos irlandeses más visitados de todo el país.
El domingo, sin embargo, hemos tenido la suerte de visitar Howth, un pequeño pueblo pesquero a pocos kilómetros de Dublín. El faro, el puerto y sus restaurantes de mariscos frescos (y tanto, los hemos visto vivos), tampoco se parecen a una gran ciudad. La visita de unas focas y la gran capacidad de las gaviotas para planear con el viento en contra no han hecho más que aumentar nuestro asombro. Así es la vida en un pueblo como Howth y otras tantas localidades pesqueras de la costa. Aquí se vive a otro ritmo, es una Irlanda diferente. ¿Qué decir de la sensación de comunidad que se respira en un lugar así? También hemos tenido la suerte de acudir a un festival que se estaba celebrando y de asistir a un evento de baile moderno donde nos han dejado participar.
En cuanto al tiempo, hemos descubierto lo cambiante que puede llegar a ser en la isla. A veces en un solo día se pueden vivir las cuatro estaciones, y el día de nuestra visita a Howth ha tenido tintes de otoño. ¿Pero qué sería una Irlanda sin lluvia ni cielo gris? Es parte de la experiencia. Aún así, la calidez y la alegría no nos han abandonado. Entre el fish and chips, las trisas, las fotos y los bailes, hemos tenido un día redondo. ¡Para repetir!
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