¡Hola familias!
Comenzamos nuestro viaje la mañana del miércoles cuando nos encontramos en la escuela, llenos de nervios y muchas ganas de empezar la aventura. York, here we come!
Menos de dos horas de autobús fueron suficientes para llegar a nuestro primer destino: Oporto. Más concretamente, el aeropuerto de Oporto. Desde allí salimos sin ningún problema ni retraso hacia Manchester! Para algunos era su primer vuelo pero todo fue genial y el trayecto se les pasó volando :P.
Allí nos recogieron un par de minibuses que nos trasladaron hasta York, a un par de horas de distancia, y una vez en la ciudad, nos llevaron directamente a las casas de nuestras nuevas familias. Llegamos bastante cansados pero con muchas ganas de conocer a nuestros anfitriones (y de probar su comida, que ya era hora de cenar).
A la mañana siguiente llegaron todos encantados con sus host families y con muchas ganas de contarnos lo mucho que habían hablado con ellos, lo agradables que son y lo bien que cocinan, ¡sin duda lo que cualquier profe o monitor quiere escuchar como primeras impresiones! A continuación llegó la hora de conocer Melton College, la escuela en la que vamos a pasar esta estancia aprendiendo muchísimo inglés y disfrutando de sus espacios comunes durante los descansos. Andrew, el director, les dio una charla introductoria sobre las reglas del centro y algunos detalles de su organización. Esa misma mañana tuvieron sus primeras clases, de las que salieron muy contentos.
Sobre la una de la tarde llegó la hora del almuerzo, en la que nuestros chicos y chicas pudieron disfrutar de los bocadillos que les habían preparado sus familias, mientras aprovechaban todos y cada uno de los rayos de sol desde el jardín del colegio. Ping-pong, bocadillos y amigos, qué mejor forma de cargar pilas para la primera actividad de la tarde: el paseo a pie por el centro de la ciudad y sus murallas.
Matthew, su profesor y guía les enseñó los puntos más emblemáticos de la ciudad, explicándoles su historia y curiosidades. El tiempo, aunque fresco, nos respetó bastante y ni siquiera les quitó las ganas de hacer una parada para comerse un helado antes de comenzar el camino de vuelta.
Una vez en el colegio, hicimos un repaso de las paradas y líneas de bus que usaremos estos días los que vivimos más alejados del centro y emprendimos la vuelta a casa, justo a tiempo de disfrutar de la cena (bien tempranito, sobre las 6, como se estila por estas tierras) con nuestras familias de acogida.
See you tomorrow!