Estudiar un año en el extranjero: una experiencia “once in a lifetime”
Estudiar un año en el extranjero es una vivencia personal que marca un antes y un después en una etapa clave del desarrollo de los jóvenes.
Este tipo de experiencias no solo contribuyen al crecimiento académico, también juegan un papel crucial en el desarrollo de habilidades como la independencia, la resiliencia, y la capacidad de adaptarse a entornos nuevos y desafiantes. Los jóvenes que estudian en el extranjero aprenden a salir de su zona de confort, a alcanzar metas y a construir una red internacional de contactos y amigos. Todo esto, combinado con el aprendizaje de un nuevo idioma y la inmersión en una cultura diferente, enriquece su visión del mundo y los prepara para enfrentar el futuro con una mentalidad más abierta y global.
La expresión “once in a lifetime” no podría ser más acertada en este caso. Estudiar un año en el extranjero es una de esas experiencias que solo se pueden llevar a cabo en un momento muy concreto de la vida. Por esta razón, y de cara a aprovechar al máximo esta oportunidad, todo en relación a este objetivo debe estar estudiado al milímetro.