Camino al colegio ya se escuchaban las «batallitas» de nuestro alumnado con sus host families. La novedad de la experiencia, desde luego, lo merece. También se oían comentarios sobre las costumbres inglesas que nos sorprenden y nos ayudan, por ser diferentes, a abrir la mente un poco más. Pero para aprender, el lugar marcado es la escuela, en la que por unas horas nos hemos sumergido en el idioma con ganas de mejorar nuestro inglés y poder entender más fácilmente a los angloparlantes que estamos conociendo estos días.
Después hemos ido a comer y a coger fuerzas para el paseo que nos esperaba en Canterbury. Hacía un día fantástico, lo que nos ha dado la posibilidad de disfrutar del recorrido sin ese frio o esas lluvias tan temidas en la zona. Así, hemos podido ver esta ciudad de cuento medieval bajo el calor del sol y pudiendo apreciar la diversidad de colores de la vegetación de Canterbury. Nos hemos movido con paso ligero, caminando por sus canales, recorriendo sus parques, visitando sus plazas… A la hora del tiempo libre ya habíamos transitado St. Peter’s Street, visto la catedral, y aprendido sobre algunos de los lugares de interés más importantes de su historia como la «witches chair».
Canterbury ha sido realmente precioso y nos ha dejado muy cansados, así que hemos vuelto a casa a disfrutar de una tarde tranquila con nuestras familias inglesas.
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